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Análisis

Los reality shows y el amor romántico ¿Reflejo social o retroceso?

Por Florencia Galarza

En este análisis del programa televisivo “Love is Blind”, no sólo profundizaremos sobre ideas instaladas del amor romántico sino también veremos cómo los medios masivos de comunicación legitiman sentidos sociales ya existentes y por qué es necesario repensar la forma en que nos relacionamos.

Tomando como punto de partida el reality show "Love is Blind" (El amor es ciego), un fenómeno televisivo vigente en la actualidad, surge el interés por analizar cómo los vínculos humanos se reflejan en los medios masivos de comunicación. Aunque pareciera que "no hay nada nuevo", la realidad es que estos formatos continúan replicando dinámicas sociales ya existentes. La televisión, las redes sociales y el entretenimiento en general funcionan como una caja de resonancia, amplificando y devolviendo, con distintos colores, guiones y estilos, las formas en que nos relacionamos en la vida cotidiana.

Para los lectores que no están familiarizados con el reality, se trata de un experimento social en el que los participantes buscan formar una pareja sin verse físicamente. A través de conversaciones en cabinas separadas, intentan conectar desde la palabra y la emoción antes de decidir si desean comprometerse y conocerse en persona. La premisa es desafiar los estándares de la atracción superficial y centrarse en la compatibilidad emocional. Sin embargo, esto plantea interrogantes importantes: ¿cuán seguro es vincularse de esta manera? ¿Nuestra sociedad ha acelerado tanto sus relaciones que "el fin justifica los medios", incluso en el amor?

Sobre este temática, Nexo Universitario consultó a Rosaura Barrios, doctora en comunicación (UNLP), Investigadora Asistente del CONICET (IESyH-UNaM) y docente de la Universidad Nacional de Misiones quien analizó este fenómeno. “La perspectiva de análisis y de estudio que yo comparto y la que me ayuda a pensar procesos sociales, tienen que ver con que los medios no tienen tal poder de torcer o manipular cuestiones o dinámicas sociales pero sí acentúan ciertas ideas, que normalizan, que legitiman formas de ver y entender la vida, formas de vivir, formas de pensar lo que es el amor, lo que es el odio, lo que son las relaciones sociales. Entonces, un reality refuerza estereotipos, pero eso no significa que manipula o influencia, sino que tiene que ver más con un efecto de legitimar, a veces actualizar, sentidos, ideas y valores que ya estaban circulando en términos sociales”.

Un gran “reality” de la realidad

Barrios observó y dijo que “los realities shows que se muestran en la tv actual están mostrando la conflictividad social. El medio reproduce lógicas o dinámicas que ya estaban sucediendo y funcionando”.
En el caso de “Love is Blind”, opinó que “aparece un producto que vuelve a la idea antiquísima del amor ciego y amor romántico e idealizado, lo que lleva a reflexionar que programas televisivos como el analizado en este texto, reactivan la idea del “amor ciego” en un contexto donde el feminismo ha cuestionado estos modelos, mostrando cómo los sentidos sobre el amor siguen en disputa”.
Además sostuvo, “probablemente la mayoría de las mujeres hayamos sido educadas bajo el modelo de amor romántico y que no puede ser pensado de otra manera y, en esta línea, vemos cómo los medios de comunicación volvieron a poner en circulación un sentido del amor que circulaba por otros lugares”.
Así , los medios masivos de comunicación se vuelven una caja de resonancia, una cueva donde se escuchan los ecos de lo que está sucediendo en nuestras comunidades, indicó la investigadora.

¿Amor “rápido” o Amor “lento”?

En este punto, podemos establecer un paralelismo con el concepto de fast food en los vínculos amorosos. Así como la comida rápida ofrece una satisfacción inmediata pero poco nutritiva, las relaciones exprés pueden carecer de la solidez necesaria para perdurar en el tiempo. La inmediatez y la impulsividad pueden llevarnos a conectar con alguien sin conocerlo en profundidad, basándonos más en una ilusión que en una realidad construida con el tiempo.

Por otro lado, la tendencia slow, que reivindica la importancia de la pausa y la conciencia en distintos aspectos de la vida, también puede aplicarse a los vínculos afectivos. Un “slow love” apuesta por la construcción progresiva de la confianza, el diálogo genuino y la compatibilidad real, evitando la ansiedad por encontrar pareja a toda costa. Este enfoque no solo fomenta relaciones más saludables, sino que también reduce los riesgos asociados a los vínculos apresurados, donde la idealización inicial puede ocultar aspectos problemáticos de la otra persona; tal fue el caso de Emily y Santiago, vínculo en el que hubo agresiones verbales, psicológicas y físicas agravadas.

En este sentido, el peligro de la violencia de género en relaciones formadas de manera acelerada es un punto de alerta. Cuando no nos tomamos el tiempo suficiente para conocer la personalidad, los valores y los comportamientos del otro, podemos exponernos a dinámicas peligrosas. La urgencia por establecer un vínculo puede llevarnos a minimizar señales de alerta, justificando actitudes posesivas, manipuladoras o agresivas.

En un mundo donde las conexiones se establecen cada vez más rápido, es fundamental preguntarnos si estamos priorizando la calidad de nuestras relaciones o simplemente dejándonos llevar por la inmediatez. La clave, quizá, no esté en rechazar por completo la espontaneidad, sino en encontrar un equilibrio entre la emoción del momento y la construcción consciente de vínculos saludables y seguros.